Por
Mimo Infernal

Como
es tradición, el Grito de Independencia -instaurado a inicio del
siglo XX como fecha patria por el mejor presidente de México,
Porfirio Díaz- se dio en la plancha del Zócalo en el Distrito
Federal a las 11:00 PM del lunes 15 de Septiembre. La participación
de miles de espectadores frente al Palacio Nacional, es lo que hace a
esta fecha lo que es, además de las celebraciones similares que se
dan a lo largo y ancho del país.
Desde
horas antes de que Peña pegara el grito, miles de acarreados
llevados por fuerzas de seguridad Federales desde distintas partes
del Estado de México y del Estado de Morelos, arribaron a la plancha
del Zócalo Capitalino en vehículos de transporte público.
Con
mantas, abanderaban el lugar donde venían y con gran orgullo
mostraban ser acarreados, diciendo sin temor el partido para el que
militaban. Desde la mañana del 15, cercos de seguridad cerrados con
barreras metálicas y cientos de granaderos tomaron las calles del
Centro Histórico de D.F., pereparando todo para la celebración.

La
fiesta nacional se convertiría rápidamente en una mezcla de las
tres clases sociales del país: Los clasemedieros que asistieron para
celebrar honestamente la fiesta -sin contar los que se quedaron sin
entrar y no pudieron llegar hasta después del grito- , los
acarreados de clase baja quienes, por el bajísimo precio de portar
playeras del PRI y gritar el nombre de su queridísimo presidente,
disfrutaron de Tlacoyos y del espectaculo de Belinda, Joan Sebastian
y de la banda Limón. Mientras tanto, los de la clase alta,
distinguidos miembros de los tres poderes de la Federación,
disfrutaban de manjares como camarones en salsa de tamarindo mientras
observaban el evento en los balcones especiales que se tenían
preparados para ellos.

Los
gritos de “Peña! Peña! Peña! Se escuchaban casi sobre puestos en
la transmisión, haciendo un poco más realistas las imágenes del
grupo gigantesco de personas que estaban aplastándose frente a la
vaya metálica que bordeaba el Palacio. Sin embargo, desde las
entrañas de la multitud, esto fue lo que se vivió
Como
vemos, el Grito de Idependencia, es ya no más que una mera
formalidad, una celebración que nos une como mexicanos, sí, pero
nos fractura en las ya bien marcadas clases sociales. La celebración
de más de 200 años, no tiene ningún significado. Somos
dependientes de las multinacionales, inversionistas no mexicanos y de
la moneda de nuestro vecino del norte, que no nos deja bostezar sin
pedir permiso.
La
reflexión de esta vivencia del 15-16 de Septiembre, es
independiente. ¿Vale la pena seguir alimentando a un gobierno con
manjares ejemplares en un banquete especial para políticos? ¿O
detener nuestra ignorancia y buscar lo que verdaderamente
necesitamos? ¡AJUA!
Información: Revista Proceso
Información: Revista Proceso
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